miércoles, 9 de julio de 2008

Comunidades Digitalmente Competentes


El tratamiento de la información y la competencia digital ya es un objetivo marcado dentro de los aprendizajes de nuestros menores. Pero la propia configuración social actual, no sólo demanda alumnas y alumnos digitalmente competentes, sino que necesita de profesorado, administraciones educativas y familias también más preparados.


Alumnado

Un reciente informe de Pew Internet nos desvela unas interesantes conclusiones sobre la relación existente entre la generación M actual (móvil, multitarea, multimedia,...), el nivel de acceso a entornos digitales de comunicación y su capacidad productiva en contextos educativos analógicos.

En los últimos tiempos, los medios de comunicación se han encargado de apuntalar permanentemente el lado oscuro de la Red con sus terribles peligros para nuestros menores; también los docentes nos hemos refugiado en ocasiones en el lado negativo de los nuevos medios en los que se mueven nuestras alumnas y alumnos, haciendo prevalecer la influencia negativa que los nuevos lenguajes crípticos o la superconectividad ejercen en su desarrollo cultural y hasta cognitivo.

Y me alegra que informes como el citado comiencen a derrumbar algunos tópicos que tenemos que ir superando; la presencia de nuestros menores en las actuales redes sociales y el uso intensivo de medios digitales de comunicación no los hace ser seres más aislados del mundo; todo lo contrario, su nivel de sociabilidad crece en ámbitos fuera de las redes digitales cuando tienen una intensa vida en Red. Parece ser que existe también una fuerte correlación en adolescentes, entre su vinculación a la escritura en blogs y su capacidad productiva en actividades escolares tradicionales; sólo quedaría por aclarar si fue antes la gallina o el huevo.

Sí es cierto que el acceso de nuestros menores pocas veces va más allá de su entorno comunicativo más inmediato; la tecnología en general e Internet en particular son para ellos un medio comunicativo, donde a través de SMS, Messenger o alguna red social como Tuenti o metroFLOG, pueden estar conectados permanentemente con sus amigos más conocidos y, por qué no, desconocidos. Así, la sociedad en general, el sistema educativo y las familias deben esforzarse en abrirles otros usos, en demostrarles que detrás de cada clic de ratón pueden encontrar no sólo la mayoría de las fuentes de conocimiento, sino multitud de generosos rincones llenos de belleza y creatividad.

Profesorado

Acabamos de entrar en la era (¿época? ¿década? ¿corriente?) de las competencias básicas para los alumnos y de la que no nos escapamos los docentes; en concreto, ya existen desarrollos estandarizados que concretan las competencias profesionales en el uso de TIC para docentes; por cierto, mejor no prestar demasiada atención a este tipo de documentos, en primer lugar por que suelen ser demasiado ambiciosos y pueden producir un sentimiento de frustración en el profesorado. La segunda razón puede ser que la concreción de ese tipo de destrezas profesionales en TIC tan amplias y numerosas puede terminar en desarrollar procesos formativos que degeneren en cuestiones meramente técnicas, dejando de un lado lo que tanto se echa de menos: los aspectos metodológicos.

Por ejemplo, proliferan las actividades formativas que instruyen a las profesoras y profesores en el uso de los blogs; y no, no voy a repetir que la mayoría de ellas adolece de un análisis crítico sobre las posibilidades reales que tienen a la hora de mejorar los procesos de aprendizaje de los alumnos, o de la elaboración de un proyecto real de trabajo con alumnos que sea revisado y evaluado tras su finalización. No voy a repetir eso, ahora sólo voy a preguntar la razón que hace inexistente proceso formativo alguno en torno al procesador de textos tradicional o en sus versiones 2.0 actuales, como los Google docs. Todo el personal maneja ya hoy en día más o menos un procesador de textos, luego sería inmediato pasar al desarrollo de procedimientos de trabajo para nuestros alumnos apoyados en el mismo, gastar las energías en la búsqueda de información, en la forma de presentarla, en el modo en el que se distribuye las tareas el grupo o en qué aspectos vamos a evaluar y cómo se los vamos a dar a conocer a nuestro alumnado. Pero no, es más fácil emplear nuestras 10 horas formativas en saber cómo se gestiona un wiki; es lo fácil, al menos mientras no llegue alguien que nos diga que se han quedado desfasados, que lo que ahora tiene más potencial educativo es determinado nuevo descubrimiento 3.0.

Los docentes en general nos sentimos bastante incómodos ante alguna de estas realidades; seguimos pensando que Internet es un medio hostil para el que nuestros alumnos están muchísimo mejor preparados que nosotros y en demasiadas ocasiones creemos que es muy poco lo que tenemos que aportar. Sin embargo, creo que nunca jamás hemos tenido ocasión de aportar más a una realidad social tan incipiente pero tan extensiva e intensa al mismo tiempo; nunca jamás ha hecho tanta falta elevar el grado de humanización de los procesos sociales y comenzar a pensar en echar un cable en construir en el futuro una ciudadanía digital mínimamente respetuosa con el resto de internautas, solidaria en la medida de lo posible, reconocedora de la autoría de los contenidos y, sobre todo, extremadamente generosa con los contenidos propios.

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